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4 tramas maestras o cómo tener siempre a mano un buen lío en el que meter a tus personajes
Por César Sánchez Ruiz
Tienes unos escenarios cautivadores, un protagonista caracterizado a la perfección, un tema profundo y universal... pero no se te ocurre ningún argumento. ¡No te preocupes! En este artículo te voy a dar a conocer cuatro tramas genéricas en las que podrás basarte para construir tus historias. Las reconocerás en seguida.
Antes, te recomiendo que leas, si no lo has hecho ya, mis artículos sobre el conflicto y la estructura narrativa clásica, así tendrás una idea básica de qué se entiende en narrativa por conflicto y cómo podemos estructurar de manera sencilla una narración tomando uno como base. Para cada trama genérica que explique detallaré las tres partes (planteamiento, desarrollo y resolución) en las que podemos dividir la correspondiente narración.
¿Preparado? ¡Veámoslas!
1. La trama de venganza
En una trama de venganza, como su nombre indica, el protagonista busca desquitarse del daño que alguien le ha causado. Puede haber sido un encarcelamiento injusto, un robo, un timo, una ofensa, el asesinato de un ser querido o cualquier otro tipo de vileza.Un ejemplo de trama de este tipo lo tenemos en la novela de Alejandro Dumas El conde de Montecristo. En ella, el protagonista, Edmond Dantès, es acusado de traición por dos amigos y encarcelado injustamente. Tras recobrar la libertad al cabo de catorce años, planea y ejecuta su venganza.
Veamos las tres partes en las que podemos dividir una trama de venganza:
Primera parte: el daño
En la primera parte, el protagonista sufrirá una acción abyecta y recibirá un daño importante. El causante del daño quedará impune, ya sea porque tenga sobornada a la justicia o a la policía, porque huya antes de que le capturen, porque en el lugar en el que transcurra la acción impere la ley del más fuerte o por cualquier otro motivo.En el El conde de Montecristo, Edmond Dantès es acusado por sus amigos Fernando y Danglars: el primero pretendía a la prometida de Dantès y el segundo pretendía su cargo. Villefort, el substituto del procurador del rey, para no dejar escapar un ascenso importante, condena a Dantés a cadena perpetua aun sabiendo de su inocencia.
Segunda parte: la aproximación
Una vez el daño ha sido causado, el protagonista iniciará su cruzada particular. Esto, a menudo, requerirá que primero el personaje se reponga del daño recibido. A partir de aquí, el protagonista se irá acercando a su objetivo. Es posible que tenga que planificar la venganza cuidadosamente u ocuparse de algunos de los esbirros del antagonista antes de poder llegar hasta él.Dantès, con la ayuda de otro prisionero, logra superar su desánimo y eventualmente escapar de la prisión. Ya libre, logra hacerse con los recursos necesarios para llevar a cabo su venganza y, con una identidad falsa, comienza a investigar a sus adversarios. Primero se ocupa de Fernando y de Danglars: destapa la traición cometida por Fernando, que acaba suicidándose, y arruina a Danglars y le obliga a huir a Italia.
Tercera parte: la confrontación
En la tercera parte, el protagonista se enfrentará a su oponente. El desenlace puede ser variado, pero, a menudo, el protagonista consumará la venganza, aunque él sufra un daño importante o incluso muera. Puede ser que por el camino hayan muerto inocentes, y también puede ser que el protagonista, en un acto de clemencia, perdone a su adversario.En El conde de Montecristo, Dantès se dispone a encarar ya a Villefort, pero se da cuenta de que, desgraciadamente, sus acciones han comenzado a afectar a personas inocentes, y decide no seguir adelante con su venganza. Al final, revela su verdadera identidad, concede el perdón a los enemigos con los que todavía no ha acabado e indemniza a todos los afectados.
2. La trama de reclusión
En una trama de reclusión, el protagonista lucha por escapar de un confinamiento, ya sea una cárcel convencional, un régimen totalitario, un trabajo deprimente, una isla desierta a la que haya ido a parar tras un naufragio o cualquier otro tipo de cautiverio.Un ejemplo de trama de reclusión lo tenemos en la novela El expreso de medianoche, de Billy Hayes, en la que el autor nos relata su experiencia en una cárcel turca a raíz de haber sido detenido por posesión de drogas.
Las tres partes en las que podemos dividir una trama de este tipo son las siguientes:
Primera parte: el encarcelamiento
En la primera parte, el protagonista irá a parar a una cárcel o tomará conciencia de que su vida es poco menos que eso: una cárcel. De alguna manera, quedará claro que el personaje es una víctima de la situación, es decir, que no merece la reclusión o que ésta, como castigo, resulta excesiva. Quedará también claro la dificultad y el riesgo que entraña la fuga.En El expreso de medianoche, el protagonista, un turista estadounidense, es detenido por intentar pasar hachís por el control policial en el aeropuerto de Estambul en el regreso de sus vacaciones. El tribunal turco, a modo de castigo ejemplar, le condena a cuatro años de prisión. La cárcel en la que lo internan resulta ser algo así como un infierno en la Tierra.
Segunda parte: los intentos de fuga
Consiste en la narración de los sucesivos intentos de fuga del prisionero. Lo habitual es que una primera tentativa no dé resultado y que, a consecuencia de ello, las condiciones del cautiverio empeoren, y así sucesivamente. Los intentos de fuga pueden fracasar debido a una mala planificación de la fuga, a una traición, a un imprevisto o por cualquier otro motivo.En El expreso de medianoche, lo primero que intenta el protagonista es que la embajada estadounidense interceda; no lo logra. A continuación trata de recobrar la libertad mediante la revisión del caso, pero sufre la incompetencia de su abogado y le acaban imponiendo una condena mayor: 30 años. Tras este revés, cae en la desesperación y es trasladado al psiquiátrico de la cárcel, en el que las condiciones para los prisioneros son aún peores.
Llegados a este punto, la situación para el protagonista se habrá vuelto insoportable y se verá forzado a intentar la fuga jugándoselo el todo por el todo. Este intento será su última oportunidad de recobrar la libertad: el fracaso supondrá la muerte o un encierro definitivo e irreversible.
Tercera parte: la huida a la desesperada
En la tercera parte, el prisionero llevará a cabo su definitivo intento de fuga. Tal vez aproveche la ocasión para vengarse de sus carceleros. Por lo general, el protagonista acabará fugándose, aunque no siempre será así.En El expreso de medianoche, el protagonista logra el dinero necesario para sobornar a los guardias y que lo lleven al hospital de la cárcel, donde tendrá la posibilidad de fugarse. Allí es descubierto por el jefe de los carceleros. En la lucha, el protagonista lo mata. Luego aprovecha para ponerse sus ropas y finalmente consigue salir de la prisión haciéndose pasar por uno de los guardias.

