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Cómo ponerle nombre a un personaje de ficción


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Por César Sánchez Ruiz



Guillermo de Baskerville


En un artículo anterior he explicado algunas opciones que tenemos para ponerle título a una obra de ficción. Pues bien, es este voy a explicar algunas opciones que tenemos para ponerle nombre a un personaje. Aprovecharé para dar a conocer algunos recursos que nos ayudarán a hacer que este nombre resulte más atractivo y eficaz.

¡Vamos a ello!

1. Nombre de pila / apellido

Lo habitual, en narrativa, es que nos refiramos a un personaje por su nombre verdadero, ya sea su nombre de pila, su apellido, o ambos. En la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, el narrador se refiere a los personajes por sus nombres de pila: "Aureliano", "Úrsula", "Melquíades"..., y de algunos de ellos informa también del apellido: "Arcadio Buendía", "Úrsula Iguarán"... En los relatos de Sherlock Holmes, los personajes principales son nombrados por sus apellidos, "Holmes", "Watson", "Lestrade", "Moriarti"..., aunque se llega a mencionar también el nombre de pila de algunos de ellos, como en el caso del protagonista: "Sherlock".

Conviene que el nombre que le pongamos a un personaje refleje su edad, nacionalidad, época en la que vive, grupo social... Si, por ejemplo, se trata de un personaje de nacionalidad española y edad avanzada, y la historia transcurre en la ápoca actual, nos irá bien un nombre de pila que actualmente esté en desuso en España, como Anselmo, en caso de que sea un hombre, o Prudencia, en caso de que sea una mujer.

2. Hipocorístico

También podemos referirnos a un personaje por un hipocorístico: un acortamiento o diminutivo de su nombre de pila. En la novela La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, el protagonista se llama Jim (acortamiento de "James"), y en la serie de novelas de Manolito "Gafotas", de Elvira Lindo, el protagonista se llama así, "Manolito" (diminutivo de "Manuel").

Prácticamente cualquier nombre de pila tiene su hipocorístico, y, a menudo, un nombre de pila tiene varios hipocorísticos. Así, en el caso del nombre de pila inglés James, tenemos los hipocorísticos Jim, Jimmy y Jamie, y en el caso del nombre de pila español Manuel, tenemos los hipocorísticos Manolo, Manolito, Manu, Lolo, etc.

Es un recurso que resulta muy útil en el momento de bautizar a un personaje, ya que multiplica el número de nombres entre los que elegir. Por lo general, irán perfectos para nombres de niños y adolescentes, pero también para adultos, ya que muchas personas siguen manteniendo su hipocorístico mucho tiempo después de haber dejado atrás la infancia y la adolescencia.

3. Apodo

Otra opción que tenemos es referirnos a un personaje por su apodo. Un apodo es el nombre que se le da a una persona en lugar del suyo propio y que, por lo general, hace referencia a una característica que la distingue. Un apodo puede usarse como substituto del nombre real o añadido a este.

Ejemplos de apodo son: Gorrión (personaje del relato La lengua de las mariposas, de Manuel Rivas), la Maga (personaje de la novela Rayuela, de Julio Cortázar) y John Silver el Largo (personaje de La isla del tesoro).

Los apodos se escriben con inicial mayúscula. Cuando el apodo va precedido de un artículo, este se escribe con inicial minúscula, y si se trata del artículo el y va precedido de la preposición a o de, se escribe contraído: al y del, respectivamente. Por lo general, en narrativa, los apodos no se entrecomillan. Únicamente los entrecomillaremos cuando haga falta dejar claro que se trata de eso, de un apodo: Se llamaba Lucía, pero todo el mundo la conocía como “la Maga”; a menudo, esto sucederá la primera vez que se mencione el apodo en la narración.

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4. Anagrama / acrónimo

Un anagrama es un texto que resulta de la trasposición de las letras de otro texto. Por ejemplo, la palabra "barca" es un anagrama de la palabra "cabra", ya que está formada por las mismas letras, sólo que en un orden distinto.

Este recurso nos puede ir bien cuando tenemos un personaje que oculta su verdadera identidad bajo una identidad inventada. Podemos hacer que, a modo de pista para el lector, el nombre falso con el que se presente sea un anagrama del auténtico. Por ejemplo, si el personaje que está ocultando su identidad es el conde Drácula, podemos hacer que se presente con el nombre de Conrad de Luca, por ejemplo, y no revelar el anagrama hasta el final de la narración.

Un acrónimo, por su parte, es una palabra que se forma con partes de otras palabras (sus extremos, generalmente). Por ejemplo, la palabra "motel" es un acrónimo de la expresión "motorway hotel" (en castellano, hotel de carretera), de la que toma la primera y la última sílaba de las dos palabras que la forman, respectivamente; la palabra "ovni" es un acrónimo de la expresión "objeto volante no identificado", de la que toma la primera letra de cada una de las palabras que la forman.

Este recurso también nos puede servir para ocultar el nombre real de un personaje. Por ejemplo, en la novela Chacal, de Frederick Forsyth, a cierta altura de la historia, la policía descubre que el nombre en clave del asesino al que persiguen, "Chacal", cuya identidad desconocen, podría ser un acrónimo del nombre de un agente del servicio de inteligencia del Reino Unido, Charles Calthrop.

5. Aliteración

Podemos hacer más atractivo el nombre de un personaje a través del uso de una aliteración. La aliteración es un recurso literario que consiste en la repetición de uno o varios sonidos (consonánticos, por lo general) en una misma palabra o frase.

Un ejemplo de nombre de personaje que incluye una aliteración es Pedro Páramo, personaje de la novela homónima de Juan Rulfo: como vemos, se repite el sonido de la p inicial. Dos ejemplos más de nombre con aliteración, y triple, en este caso, son Bastián Baltasar Bux y Karl Konrad Koreander, personajes de la novela La historia interminable, de Michael Ende. Las aliteraciones son muy frecuentes en los nombres de los superhéroes de los cómics estadounidenses: así, tenemos a Peter Parker (Spiderman), Bruce Banner (Hulk), Clark Kent (Superman), Wonder Woman (traducido en castellano como la Mujer Maravilla, que mantiene la aliteración), etc.

Las aliteraciones, en los nombres, resultan llamativas, y denotan, de alguna manera, una autoría, esto es, indican que no son nombres reales. Es por este motivo que los nombres con aliteración suelen ser apropiados para personajes de historias de tono fantástico o para aquellos que, dentro de la ficción narrada, son, a su vez, ficticios. Por ejemplo, si estamos contando la historia de la autora de una serie de novelas de éxito, podemos hacer que el protagonista de sus novelas tenga un nombre con aliteración: por ejemplo, Samuel Santos. La aliteración le dará un toque de nombre inventado, justo lo que es.

6. Guiño

Podemos aprovechar el nombre de un personaje para hacer un guiño al lector. Un guiño, en literatura, es una referencia camuflada a otra obra o autor que sólo captará un lector atento o aquel al que el guiño vaya dirigido.

Por ejemplo, en la novela Los pájaros de Bangkok, del escritor barcelonés Manuel Vázquez Montalbán, el nombre de uno de sus personajes, Teresa Marsé, es un guiño al escritor Juan Marsé, también barcelonés, autor de la novela Últimas tarde con Teresa. A su vez, el escritor siciliano Andrea Camilleri hizo un guiño a Manuel Vázquez Montalbán al apellidar Montalbano a uno de sus personajes, el comisario Salvo Montalbano.

7. Anonimato

¿Ni con todos estos recursos eres capaz de ponerle nombre a tu personaje? ¡No te preocupes! Como última opción, puedes mantener a tu personaje en el anonimato, es decir, no llegar a mencionar su nombre en toda la narracion.

Esto no resultará complicado en el caso de que el personaje sea el narrador, ya que se podrá ir refiriendo a sí mismo con el pronombre "yo" sin problema, y a poco que nos esforcemos, podremos hacer que su nombre no llegue a ser mencionado por ningún otro personaje ni aparezca en la narración de cualquier otra forma.

En el resto de casos, en los que el narrador se irá refiriendo al personaje en tercera persona, lo que podemos hacer es nombrarlo mediante una expresión descriptiva del tipo “la dama del sombrero” o “el soldado”; esto será más factible en narraciones cortas, en las que habrá menos personajes y no será tan necesario usar sus nombres para distinguir a unos de otros.


Bueno, pues hasta aquí esta explicación. Si te ha resultado valiosa, y no quieres perderte las próximas que escriba, subscríbete a mis envíos, y te avisaré cada vez que publique en el blog.

Aquí tienes un artículo en el que te hablo de una herramienta que te ayudará a hacer que tus personajes cobren vida.

El fotograma pertenece a la película El nombre de la rosa, de Jean-Jacques Annaud.



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